Flor de sorpresa me llevé, cuando
descubrí que adentro del huevo había un Dragón ¡Mi dragón de chocolate!
Al principio traté de esconderlo en
mi habitación, pensé en mi familia, tal vez le dé susto verlo y me pidan que lo
deje en el kiosco donde lo había comprado y la realidad era que yo quería
quedármelo.
Mi mamá no tardó ni un minuto en
darse cuenta de lo que pasaba, porque los destellos que salían de la boca de mi
dragón eran como una bengala de torta de cumpleaños, o fuegos artificiales.
Ani, ¿Y esas luces de colores?
Preguntó.
Cuando terminé de explicar ya la
había convencido de que mi nuevo amigo se quedara en casa y para no sentirme
solito.
El cuerpo de mi dragón era de
chocolate, las escamas de la espalda eran pequeños conitos de dulce de leche,
tenía ojos de confites coloridos y dos alas de caramelo ¡Qué rico mi Dragón!
¡Era tan dulce!
Volábamos camino al jardín y
volvíamos volando para tomar la leche. Mi dragón no tenía problema en compartir
con mis amigos un cachito de chocolate, cuando le faltaban muchos cachitos del
cuerpo, aprovechábamos a tomar sol y con el calor lo ayudábamos a moldear
nuevamente su forma.
Cuando llegó el invierno viajamos a
conocer la nieve y visitamos la fábrica de chocolate artesanal donde había
otros dragones como él. Mi dragoncito decidió quedarse.
Ahora no lo veo tan seguido, pero
cuando nos reencontramos ¡Nos empachamos de tanta amistad!
¡Colorín coloreate
termino este cuento
de chocolate!
Texto: Anabela Acuña
¡Colorín coloreate
termino este cuento
de chocolate!
Texto: Anabela Acuña
¡¡Qué lindas brujerías!!Tengo colegas jóvenes y lindas, una satisfacción, crean bellezas!!
ResponderEliminarGracias Alibruji por volar en este blog, espero que te guste mucho, ¡Abrazo bichófilo!
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