miércoles, 3 de abril de 2013

Mi Dragón de Chocolate

A la salida del jardín mi mamá me compró unos caramelos de frutas, un huevo de chocolate con sorpresa y un jugo de naranja.
Flor de sorpresa me llevé, cuando descubrí que adentro del huevo había un Dragón ¡Mi dragón de chocolate!
Al principio traté de esconderlo en mi habitación, pensé en mi familia, tal vez le dé susto verlo y me pidan que lo deje en el kiosco donde lo había comprado y la realidad era que yo quería quedármelo.
Mi mamá no tardó ni un minuto en darse cuenta de lo que pasaba, porque los destellos que salían de la boca de mi dragón eran como una bengala de torta de cumpleaños, o fuegos artificiales.
Ani, ¿Y esas luces de colores? Preguntó.
Cuando terminé de explicar ya la había convencido de que mi nuevo amigo se quedara en casa y para no sentirme solito.
El cuerpo de mi dragón era de chocolate, las escamas de la espalda eran pequeños conitos de dulce de leche, tenía ojos de confites coloridos y dos alas de caramelo ¡Qué rico mi Dragón! ¡Era tan dulce!
Volábamos camino al jardín y volvíamos volando para tomar la leche. Mi dragón no tenía problema en compartir con mis amigos un cachito de chocolate, cuando le faltaban muchos cachitos del cuerpo, aprovechábamos a tomar sol y con el calor lo ayudábamos a moldear nuevamente su forma.
Cuando llegó el invierno viajamos a conocer la nieve y visitamos la fábrica de chocolate artesanal donde había otros dragones como él. Mi dragoncito decidió quedarse.

Ahora no lo veo tan seguido, pero cuando nos reencontramos ¡Nos empachamos de tanta amistad!

¡Colorín coloreate
termino este cuento
de chocolate!

Texto: Anabela Acuña














2 comentarios:

  1. ¡¡Qué lindas brujerías!!Tengo colegas jóvenes y lindas, una satisfacción, crean bellezas!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Alibruji por volar en este blog, espero que te guste mucho, ¡Abrazo bichófilo!

    ResponderEliminar