A un corazón abierto condimentamos con penas a gusto.
Rehogamos en un mar de lágrimas y durante la noche
acompañamos con muñequitos quitapenas. Muy lentamente los rociamos con susurros
al oído y colocamos la preparación bajo la almohada.
Cocinamos por un tiempo y una vez listo, saborear con los
sueños.