viernes, 6 de julio de 2012

Noni, ¡cuenta uno, cuenta dos y a dormir!


          Noni era la abuela de las hadas. La llamaban así porque era el hada de los sueños. Muchos años, ella se había pasado contando cuentos, a todos las niñas y niños que se estaban por ir a dormir. Noni  ya tenía varias arrugas y en cada una había muchas historias.
El hada Noni viajaba, con las arrugas puestas, y además con un baúl gigante lleno de disfraces, que se ponía según el cuento que los niños le pidieran. Todos la esperaban ansiosos para escuchar sus relatos, con el piyama puesto y dentro de la cama. Noni les contaba un, contaba dos y a dormir.
Una noche el hada Noni se olvidó de la historia y tuvo que comenzar a contarla una y otra vez. Alarmada por lo sucedido, le confesó a sus amigas lo que le estaba pasando, ¿Sería su vejez?
Noni  no quería tomarse unas vacaciones. Pero le preocupaba que ya no se le ocurrían nuevas historias ¿Ya se las había gastado todas?
Entonces inventó una máquina cuenta cuentos, la cargó con imágenes de paisajes, personas, animales y plantas, agregó también sentimientos de amor, tristezas y alegrías y presionando una palanca las mezcló. De esta forma quedaban hechas las historias.
Pero a los niños, estas historias ya no les causaban el mismo efecto. Contaba un , contaba dos y los niños daban miles de vueltas en la cama para irse a dormir.
¿Qué había pasado? Noni buscó la respuesta por todos lados, y no la encontró. Entonces pensó con el corazón y ahí se dio cuenta. Para que los niños duerman, las historias deben ser contadas con el corazón. De manera que se olvidó de la máquina para inventar historias y buscó dentro de su alma, Desde esa noche contó uno, contó dos y a dormir.



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